Si bien, escribir resulta un gran reto, el hecho de dibujar aumenta la  dificultad de manera considerable. Tenemos el caso de Tsugumi  Ōba y Takeshi Obata; el primero se encarga de desarrollar los argumentos y diálogos, mientras que el segundo se enfoca en el diseño visual de la obra. Sin estar 100% seguro de qué a partir de estas  co-autorías el movimiento de las novelas ligeras tomó gran fuerza  entre los creadores de contenidos. Éstas obras se han vuelto la nueva tendencia para generar adaptaciones a series de animé. De forma tradicional, las sagas populares de manga eran las que recibían  los reflectores de las productoras convirtiéndolas en series de televisión; las cuales aumentan la tendencia y las vuelven más fáciles de  exportar. Gracias al gran número de fuentes creativas, los estudios  pueden adquirir una mayor amplitud de licencias para producir y,  por consiguiente, exportar. 

En el caso de “Un sinvergüenza no sueña con conejitas” nos retrata  de una forma muy particular los años de pubertad. Se aprovecha de  nociones de temas científicos para dar explicación a situaciones  inusuales. Sakuta, de segundo año de preparatoria, tiene una pésima reputación debido a un incidente que tuvo al, aparentemente,  enviar tres alumnos al hospital. Un día en la biblioteca pública encuentra a su compañera de escuela Sakurajima vestida de conejita  (alla Playboy), sin embargo, Sakuta es el único que puede verla. Logran intercambiar algunas palabras y a partir de ese momento comienza a desarrollarse la historia romántica de ambos; con la salvedad de que a Sakurajima la sociedad comienza a olvidarla, incluso  los perros son incapaces de percibirla. Durante este primer arco,  Sakuta le pide a su amiga nerd Futuba qué le ayude a entender el  caso de la desaparición. Futuba se limita a explicar que es un efecto  similar al del Gato de Schröringer, situación que acelera el entendimiento de los verdaderos sentimientos que Sakuta, de inicio, no  comprendía. 

Lo que vuelve interesante a Sakuta es su personalidad calmada, y  hasta casi indiferente, mezclada con una gran cantidad de insinuaciones sexuales muy directas a sus contrapartes femeninas. ¡Oh, sí!  Porque la historia no sólo se limita a Sakurajima y Sakuta, más personajes femeninos aparecen en la historia y, conforme van conociendo a Sakuta el concepto que tenían de él comienza a cambiar  (excepto su hermana, que a veces tiene tendencias incestuosas y un  pasado reciente lleno de violencia de género).

¿Es realismo mágico?

De inicio creí que la serie podría entrar en una especie de realismo  mágico, sin embargo, lo que hace es aprovecharse de teorías de física cuántica, las cuales, tienen un grado de comprensión relativa mente elevado y pueden ayudar a generar desarrollos narrativos  interesantes. A pesar de que Sakuta parezca el sujeto más indiferente, sus convicciones e interés en ayudar lo vuelven un personaje que  genera interés en todo lo que él realiza. Salvo por un tercer capítulo  con un final cursi, la aparición de nuevos personajes le da variedad  y retos a la complicada relación entre Sakurajima y Sakuta para que  puedan continuar desarrollando sus sentimientos.

Diseño de personajes

El nivel de la producción es elevado. El diseño de personajes está  pensando en atraer a la mayor cantidad de buscadores de waifus.

Cada una de las chicas que aparece cumple con la mayor variedad  de fetiches de lo que se esperaría de una colegiada de animación  japonesa. Inclusive sus temas de apertura y créditos son altamente  interesantes como para agregarlos a alguna playlist. El opening corre  a cargo de las Peggies, j-pop. Por su parte, el ending resulta melan 

cólico e incluso interesante, porque en función de la personaje en  turno es quien canta la letra, una rápida búsqueda en YouTube  arroja un arreglo donde se oyen las voces de todas las chicas que  aparecen en la historia.

¿Vale la pena soñar con conejitas?

Si tu mayor interés son los recuentos de vida entremezclados con  romance y posibles triángulos amorosos, no sé que haces leyendo  esta reseña. Por su parte, si este tipo de historias no están dentro  de tu top de seguimiento, te invito a le des una oportunidad; sobre 

todo, por la relación que realizan al mezclar los problemas de la  pubertad con teorías de física cuántica. Lo acepto, suena extraño,  pero el autor logró un balance interesante entre los dos temas.